Carta abierta a todas las mujeres que piensan que han fracasado en cierta manera como MADRES y que sienten frecuentemente que la relación con sus hijos es una fuente de dolor y sufrimiento:

Madres que se sienten agotadas, decepcionadas e invisibilizadas.

Mujeres que viven en un bucle de desesperación y culpa porque tienen la sensación de que hagan lo que hagan, la relación con sus hijos no mejora.

Madres que se sienten incapaces de poner límites y a las que les cuesta priorizarse.

Mujeres que lidian cada día con ese sentimiento de insuficiencia continua, que no les deja disfrutar de la maternidad como a ellas les gustaría.

En definitiva, mujeres a las que se les cruza algún pensamiento que les hace sentirse más culpables como…

¿para qué habré sido madre?

Y aplicándole un poco de humor…

¿dónde puedo desapuntarme de mi papel de madre?

Si te has sentido identificada emocionalmente de alguna manera y a algún nivel con lo que acabas de leer, déjame decirte que no estás sola.

QUE TE ENTIENDO.

Y que aunque te cueste creerlo, hay muchas más madres de las que piensas que se sienten como tú.

Y esto no solo lo digo yo porque haya pasado por lo mismo, sino porque que hay infinidad de estudios que respaldan mi afirmación, estudios como el que hizo Danone en el año 2023 a más de 14.000 madres en colaboración con “Malasmadres” y del que se sacan datos tan aterradores como estos:

7 de cada 10 mujeres se sienten culpables por no ser la “madre perfecta” que se espera de ellas.

Lo fácil sería en este punto culpar al sistema, pero no es mi estilo, a parte de que no creo en la «culpa», creo en la responsabilidad. Lo que subyace a esta sensación de mala madre es un sentimiento de no valía como mujer.

Querer ser una buena madre, según los estándares, acaba siendo desgastante, no dándote cuenta de que muchas veces, cuando te pones en modo perfecta, obtienes justamente resultados no deseados, provocando que tus hijos se alejen más.

Por eso, a través de esta carta, me dirijo a ti, la mujer que está aquí leyendo estas líneas, para decirte que basta ya de sentir culpa por todo.

Esta carta es también un grito de reivindicación para decir, hasta aquí.

Basta ya de hacernos creer que los hijos siempre son lo primero.

Basta ya de sentir culpa por no haberlo hecho mejor.

Sentimiento de culpa en el papel de madres al ser mujeres, por motivos culturales y sociales.

Culpa por rehacer nuestra vida.

Por priorizarnos.

Culpa si las cosas a los hijos no les van como a ellos les gustaría.

En este bucle, las madres podemos sentir culpa hasta por respirar y sentirnos culpables hasta por la muerte de Manolete.

A través de estas líneas, busco derribar el mito de la madre perfecta
y poner mi granito de arena para que las mujeres que sufren la presión de ser buena madre, se liberen de una puta vez de esa carga y así empiecen a disfrutar de la maternidad, sobre todo sabiendo soltar con amor y sin culpa cuando nos vamos volviendo innecesarias.

Por eso, igual a lo largo de esta carta, puedes leer cosas que pueden llegar a incomodarte, verdades que a veces no nos gustan escuchar, lo sé porque yo he pasado por ahí.

Y ahí va la primera verdad incómoda:

Para mejorar la relación con nuestros hijos, para dejar de sentir culpa y liberarnos como mujeres, es necesario primero hacernos cargo de nosotras mismas.

Y luego ya, de nuestros hijos.

Y romper con esa mierda de expectativas autoimpuestas por nosotras mismas en muchos casos y/o por la propia sociedad, que nos dice cómo debe ser una madre para ser buena.

Lo primordial para ser buena madre de verdad, es haber logrado primero una relación sana con nosotras mismas y la buena noticia es que tenemos una oportunidad de oro para aumentar nuestro amor propio, a través de nuestros hijos, y sí, es duro, pero es posible y enriquecedor.

Por eso, aquí la protagonista principal eres tú, no tus hijos.

Muchas mujeres que han sido madres, luchan por mejorar la relación con sus hijos, pero desgraciadamente no lo hacen de la mejor manera porque nadie nos ha contado verdaderamente cómo hacerlo, entre otras cosas porque nadie lo sabe.

Y para colmo se traslada una imagen de la maternidad que no es real.

Segunda verdad incómoda:

Tus hijos te muestran las heridas que tú tienes como mujer y como ser humano.

Ellos actúan como un espejo, mostrándonos nuestras propias inseguridades, miedos o traumas, lo que nos lleva a confrontar esos aspectos no resueltos de nuestra vida, tanto en nuestra identidad como mujeres, como en nuestra experiencia humana.

Tercera:

Nuestros hijos no tienen la capacidad de hacernos sentir nada que nosotras no tengamos dentro.

Cuestionemos frases que verbalizamos mucho, como: «estoy así por tu culpa» «me estás amargando la vida», «tú eres el culpable de mi infelicidad», o «quitas lo peor de mí».. No vaya a ser que eso que quitan, ya estuviera dentro de nosotras, emociones reprimidas y dolor interno guardado desde nuestras edades tempranas.

Cuarta verdad incómoda:

Lo que estás viviendo, incluso sufriendo, es justamente lo que necesitas en este momento.

Recuerda que la vida es un aprendizaje constante y que más que las casualidades, existen las causalidades.

Quinta:

El hijo con el que más chocas, se convertirá en uno de tus maestros de vida.

Es con el que más tendrás que poner en práctica la nueva versión de ti, esa que irás consiguiendo a medida que avances en procesos de acompañamiento como el que yo te ofrezco.

Mira, querida, ten clara una cosa:

Tienes derecho a vivir una vida plena y feliz y cuando te des ese permiso, cuando sueltes el miedo y el control, cuando te ocupes primero de ti y dejes de priorizar siempre a tus hijos, empezarán a pasar cosas como estas:

Ahora bien, déjame decirte, querida amiga, que si sigues postergando la decisión de coger las riendas de tu vida a nivel emocional y de ocuparte de verdad y de una vez por todas de ti misma, la situación se puede volver muy complicada con el   paso del tiempo:

Una mala relación con los hijos provoca una mayor tendencia a despreocuparse de una misma y, ¿qué sucede cuando te olvidas de ti?

Somatizas dolores y molestias en tu cuerpo, y aumentan las posibilidades de que la enfermedad aparezca en tu vida tanto a nivel físico como mental.

Vives haciendo un sobreesfuerzo que te lleva a estar agotada, desmotivada y desanimada todo el día. Sientes desgana a la hora de arreglarte y hacer vida social.

Tienes baja energía vital, que en consecuencia podrá ser fuente de atracción de situaciones incómodas en tu vida, incluso dolorosas.

Experimentas las consecuencias negativas en tu propio autocuidado, tienes tendencia a alimentarte peor ya que resuenas menos con la comida sana, por tu baja vibración.

Tu relación amorosa se ve afectada y si no tienes pareja, sientes mayor dificultad para vincularte de forma sana con otras personas y nuevas posibles relaciones.

Lo más probable es que necesites ayuda para salir de ahí y lo más inteligente es que no dejes pasar demasiado tiempo para poner fin a tus fugas energéticas

Cómo ves, el precio de vivir una maternidad inconsciente es muy alto para ti y para todas, ya que no solo repercute en tus otras relaciones y en tu salud, sino que todo esto provoca conductas como:

Necesidad de llamar la atención, bajos estados anímicos; en resumidas cuentas, una pérdida total y absoluta de control de tu mundo emocional (sistema límbico) que te hará vivir un caos constante, donde inevitablemente se verá afectado tu sistema nervioso con todo lo que esto conlleva.

Cuando desajustes de este tipo ocurren en nuestro mundo interior, irremediablemente se vive en modo víctima y el victimismo se convierte en nuestra forma de vida, por lo tanto dejamos de vivir para pasar a sobrevivir nuestra experiencia humana y esto es lo que enciende todas las señales de alarma de que estamos obviando aprendizajes pendientes.

Cuando dejamos de escuchar y de hacer partícipe en nuestra vida en decisiones del día a día a nuestro corazón, a nuestra parte más álmica taponando nuestra intuición, forzosamente será la mente, nuestro ego el que tomará las riendas de nuestra vida.

En una vida guiada solo desde nuestra cabeza, desde nuestro sistema mental, prevalecerá la reacción, el miedo en general y la búsqueda incesante de personas y cosas para llenar nuestros vacíos. Esto ocurre cuando pasamos literalmente de nuestro mundo emocional.

La vida vivida desde este nivel de inconsciencia, se volverá ineludiblemente una puta locura.

Así que en este punto, te invito a reflexionar.

¿Vives la maternidad o sufres la maternidad?

Esa es la cuestión.

Supongo que si estás aquí leyendo esto ahora mismo es porque en cierto modo estás sufriendo tu papel como madre.

Así viví yo durante muchos años, hasta que me hice responsable de mis propias emociones y reacciones, dejando de poner poco a poco el foco en mis hijos y en mi relación con ellos, para ponerlo cada vez más en mí misma, en mi mundo interior.

El tipo de relación que iba teniendo con mis hijos lo empecé a usar como indicativo para saber si algo tenía que ser revisado y cambiado, y sobre todo empecé a aprovecharlo para conocerme más a mi misma descubriendo y haciéndome cargo de nuevos miedos que iban asomando la patita, a medida que mis hijos iban creciendo.

¿Para qué me estaba sucediendo todo aquello tan doloroso? ¿Qué me quería decir la vida a través de todo lo que yo estaba sintiendo? ¿Era hora de tomar nuevas decisiones?

Es paradójico, pero quizás, si te preguntas y te ocurre lo mismo que a mí, puede que estés viviendo una insatisfacción personal que te lleva incluso a no ser capaz de disfrutar de instantes de relax, a desconectar o disfrutar de tus hobbies o momentos de placer.

Solo quiero decirte que sé cómo te sientes, que he estado ahí y que ahora llevo años acompañando a mujeres que se sienten igual que tú o a como me he sentido yo.

Por eso, creo que es momento de cuestionar creencias que te han acompañado hasta ahora y que quizás han provocado que te aferres a sentimientos y situaciones que te dañan.

Ha llegado el momento de poner atención a esas emociones que acaban generando en ti esos estados anímicos que tanto te incomodan y de atenderlas porque será la manera de que inevitablemente empieces a conocerte a ti misma como mujer, viviendo en el presente sin las expectativas que tanto daño hacen.

No hay otra manera.

Y por todo esto que te estoy contando, nace Maternidad Anticulpa.

Programa Maternidad Anticulpa:

de sufrir la maternidad a DIS-FRUTAR
de tu papel como madre

Y esto es lo que busco en este programa, que puedas dar fruto (aprender) una nueva forma de relacionarte contigo misma y por ende con tus hijos (y con el resto del mundo).

Maternidad Anticulpa es…

Un programa de acompañamiento individual y personalizado de 12 semanas, para mujeres que se sienten desbordadas, incluso desquiciadas a la hora de relacionarse con sus hijos, que desean disfrutar de una maternidad bonita y tranquila, pero sobre todo que anhelan sentirse en paz con ellas mismas.

Madres que están HASTA LA CONA (como tanto me gusta decir y se dice por aquí).

Madres que se sienten perdidas, cansadas y hartas por no sentir gratificación en el área de la vida, donde más se han dejado la piel durante tantísimos años.

Mi propósito es acompañar a las mujeres que han decidido consciente o inconscientemente experimentar la maternidad, a salir del victimismo haciéndose responsables de ellas mismas aprovechando su rol de madres.

Te acompaño para que recuperes la responsabilidad profunda de tu vida, tu responsabilidad emocional, que poco tiene que ver con tener la nevera llena, la ropa lavada y planchada y tampoco tiene que ver con sobreproteger a los hijos.

Deja de ser un saco de boxeo para tus hijos.

Es momento de que pongas la atención más en ti misma y no tanto en tus hijos, de manera sorprendente ellos volverán a ti, pero primero tienes que decidir entrar en este proceso de transformación.

Una vez empiezas a soltar y a ocuparte de ti con todo lo que esto implica, ocurre la magia, tus hijos empezarán a acercarse, a preguntarte, a no importarles compartir ratos contigo, cuando antes sentían rechazo.

Maternidad Anticulpa es un programa que está diseñado para que madres como tú puedan llevarlo a cabo sin dificultad alguna. Lo que sí requiere por tu parte es de valentía para tomar la decisión de iniciar este viaje hacia dentro.

Este programa no va de darte herramientas para que evadas el dolor, para que sigas escapando de él, ni va de buscar culpables, ni de enseñarte a cómo domesticar a tus hijos para que ellos hagan lo que tú quieres, aquello que te hace sentirte bien a ti.

Es más, si lo que buscas son herramientas de evasión o técnicas concretas para cambiar a tus hijos y a las personas con las que convives, este programa no es para tí.

Ahora bien, sí es para ti si estás dispuesta a comprometerte contigo misma, poner el foco en tus propias necesidades y tomar responsabilidad de tus pensamientos, emociones y acciones.

Es fuente de salud física y mental lograr un equilibrio entre el sentir, el pensar y actuar.

Maternidad Anticulpa será un antes y un después en tu vida.

¿POR QUÉ?

Pues porque vas a descubrir que el cambio que necesitas no implica esfuerzos, implica presencia, compromiso y confianza para disfrutar del que será sin duda el mejor viaje de tu vida, te sentirás acompañada porque yo voy a estar a tu lado.

Una de mis labores principales en este programa es que no te sientas sola en ningún momento ante todo lo que se va a ir destapando y despertando en ti, ya que este es el primer motivo por el que se suele “tirar la toalla”.

La idea es que, de manera sencilla y progresiva, puedas incluir pequeños cambios en tu día a día, de manera fluida y tranquila; yo te ayudaré a liberar cargas.

Esto es lo que vas a descubrir durante el programa:

Vas a comprender por qué tus hijos tienen tendencia a pagar sus problemas contigo y a volcar en ti todo lo que no están sabiendo gestionar dentro de ellos.

    Los principales desaciertos que cometemos las madres sin saber el precio que tiene         a la larga.

Adiós a la madre víctima, hola a la madre consciente, el cambio de paradigma que te hará volver a recobrar tu vida.

Trabajar tu mundo emocional te hará entender más a tus hijos, incluso a aquel que tiene peor comportamiento.

Tomarás consciencia y gestionarás mejor las reacciones de tus hijos, esto ayudará a bajar de intensidad incluso a disolver conflictos en la convivencia.

Harás tuyos nuevos comportamientos impregnados de mayor inteligencia emocional, que favorecerán el bienestar familiar.

Aprenderás a poner límites sin sentirte culpable.

¿Cómo funciona Maternidad Anticulpa?

Esto es lo que vamos a trabajar durante las 12 semanas que dura el programa:

El valor principal que te aportará el programa es una mejora relacional en general, pero sobre todo contigo misma.

Al crear nuevos cambios de paradigma en tu rol como madre, encontrarás sentido a la frase “la buena madre es la que se va volviendo innecesaria” (sobre todo cuando toca, por ejemplo por la edad que van teniendo los hijos).

Con Maternidad Anticulpa vas a descubrir que esa ansiada calma está en tus manos y que solo se trata de ir tomando pequeñas decisiones que te harán sentirte más tranquila, volviendo poco a poco a restablecer tu vida.

Aprenderás a gestionar momentos de conflicto, sobre todo con tus hijos aportando paz y tranquilidad.

Descubrirás como estar por encima de situaciones conflictivas, respondiendo de una forma más sana a reacciones de tus hijos.

Cómo ir soltando y desapegándote de tus hijos poco a poco cruzando tus propios miedos.

Cómo ir poniendo límites desde la serenidad sin sentirte culpable y sobre todo sin temer que te dejen de querer, experimentando que no eres ningún cero a la izquierda.

Te aseguro que el camino que vamos a recorrer juntas tiene momentos intensos, pero con mi acompañamiento experimentarás cierta parte divertida, ya que creo firmemente que no hay que tomarse la vida tan en serio.

Parte del éxito está en aplicar dosis de humor y saber cómo no tomarse a personal el cómo otros reaccionan a situaciones complicadas en las que nos sentimos en medio. Cosas como estas facilitarán el proceso.

No es necesario tener conocimientos previos de inteligencia emocional, para sacarle provecho al programa, incluso todo lo contrario.

Para quién es
Maternidad ANTICULPA

Para quién no es
Maternidad ANTICULPA

¿Qué no es Maternidad Anticulpa?

Esto no es un programa para cambiar a los hijos de nadie.

No hacemos terapia conjunta ni nada de eso.

Lo que pretendo es que las mujeres se conviertan en las protagonistas de sus vidas, con todo lo que eso implica y que así dejen de sentirse víctimas de los demás y de las circunstancias.

¿Quién soy yo para crear un programa como Maternidad Anticulpa y por qué fiarte de mí para que te acompañe durante este proceso?

Mi nombre es Mary Gómez, soy terapeuta holística y mentora de gestión emocional femenina, o como a mí también me gusta autodenominarme, masajista emocional.

Creo que las emociones humanas en estado relajado están diseñadas para ser cruzadas obteniendo el aprendizaje oportuno para conocernos y así poder vivir nuestras vidas plenamente, sin embargo los obstáculos aparecen cuando se genera contracción, rigidez y dureza emocionalmente hablando, cuando no atendemos ni entendemos la información que dichas emociones nos dan.

Esta no gestión emocional, llegado un momento, nos convierte en personas reactivas e impulsivas, sufriendo falta de control en nuestras acciones sobre todo verbales, lo que nos hace después aumentar el nivel de dolor interno al añadirle dosis de arrepentimiento y remordimiento. Y así la bola va creciendo.

Frecuentemente desconocer u obviar este tipo de información tiene un alto precio ya que invalidar, pero sobre todo rechazar emociones que ya sentimos con cierta intensidad (sobre todo las mal llamadas emociones negativas), nos provocan respuestas y comportamientos que es urgente reconocer y revisar para reestructurar y restablecer posibles cambios, antes de que la situación nos explote en las manos.

Utilizo diferentes metodologías al profundizar personalmente en cada caso que se me presenta.

La línea que existe cuando pasamos de sentir excesivo dolor a descubrirnos sufriendo, es muy fina, extremadamente fina. Una cosa es aprender a gestionar el dolor, pero otra muy diferente es tener que salir del sufrimiento.

Budha decía “el dolor en el ser humano es normal e incluso necesario, el sufrimiento es opcional”. Pero si “tu única opción” en el pasado ha sido entrar al sufrimiento, uno de mis propósitos principales es acompañarte a salir de ahí cuanto antes.

Llevo ya cinco años ayudando a mujeres a mejorar la relación con ellas mismas a través de mis sesiones de consulta individuales y ahora he creado el programa terapéutico que a mi me hubiese gustado encontrar hace años, cuando descubrí mi incapacidad para relacionarme con mis hijos desde el disfrute, que venía dado por mi nefasta gestión emocional y en consecuencia, la mala relación que coseché conmigo misma.

Me especialicé en el dolor de las madres, porque este tipo de dolor tiene particularidades que solo una mujer que tiene hijos puede llegar a sentir y experimentar y además, porque he descubierto el potencial que hay detrás de este tipo de dolor para ser utilizado a nuestro favor.

El truco está en lograr convertirnos en mejores versiones de nosotras mismas, usando a nuestros hijos como “maestros de vida”, utilizando ese dolor que solo una madre puede sentir como palanca.

He creado este programa porque yo he sido demandante de ayuda a nivel emocional durante años y lo que aquí ofrezco es lo que yo he necesitado, sobre todo lo que a mi me ha faltado para haber acortado tiempo de sufrimiento.

Encontrarme con mujeres sufriendo, por desgracia es muy frecuente y habitual. La sensación que más se repite es “sentirse perdidas” y “sin salida en sus vidas”. Esto lleva intrínseco altos niveles de inconsciencia y dolor.

Llega el momento de darle a esto la importancia que se merece. Las emociones juegan un papel central y fundamental en nuestras vidas.

Claro que está muy bien desahogarse, que te digan que tienes que exteriorizar lo que sientes, que tienes que meditar, que te manden escribir lo que piensas para canalizarlo, que hay que alejarse de lo que no te hace bien y todo ese rollo.

Pero para mí, esto es quedarse a mitad de camino.

Porque… ¿de dónde coño viene todo ese dolor, miedo, culpa…?

Me di cuenta de que para sanar y para tener una vida más en paz y en equilibrio hay que ir más allá, a lo más profundo (conocimientos a nivel más espiritual), leyes que aunque las desconozcamos u obviemos, funcionan, y tanto que funcionan.

Basta ya de parchear lo que sientes. Basta ya de huir del momento de sentarte a afrontar las situaciones para saber de dónde viene ese sentir, para poder cruzar esas emociones y reencontrarnos con esa paz que tanto anhelamos, poder tomar decisiones diarias desde la serenidad, empoderarnos y así lograr también pasar de sufrir nuestras vidas, a vivirlas.

La teoría suena fantástica, pero ¿cómo llevar todo esto a la práctica?

Precisamente por este motivo el programa Maternidad Anticulpa tiene una duración de 12 semanas. Porque no se trata de que te diga que tienes que poner límites, darte a respetar, ser fuerte, quererte más y todas esas cosas que tantas veces has escuchado, si no sabes ni por dónde empezar.

Aquí se trata de acompañarte en todo el proceso para que, poco a poco, puedas ir implementando esta nueva forma de tratarte a ti misma, creando tu nueva hoja de ruta personal, conociéndote cada vez más a través de lo que sientes, para que, como resultado, inevitablemente puedas descubrir la mejora en la relación con tus hijos.

Paralelamente disfrutarás de las mejoras colaterales (ámbito laboral, financiero, familiar…) que surgirán de esta nueva filosofía de vida.

Es un programa práctico. No solo se trata de desahogarte, aquí vienes a currar, a avanzar hacia adelante; y para atrás, solo para coger impulso. Es otra manera de vivir, una nueva filosofía de vida, es lograr ver la vida desde un prisma diferente. 

Huyo de los ejercicios que quedan muy bonitos sobre el papel. De lo que se trata es de ir poniendo en práctica todo en tu día a día. Por eso, mi acompañamiento es fundamental e imprescindible, sobre todo para servirte de espejo y como Pepito grillo.

Para que el primer día que logres poner un límite ya con cierta seguridad (marcar horarios de comidas, salidas, ciertas normas para el uso del móvil, pautas de comportamiento para cortar faltas de respeto) y tu hijo no reaccione como tú deseas (porque claro que volverán a querer salir tus comportamientos y patrones antiguos de victimismo, esos que te hacían recular, levantar castigos, mirar para otro lado y consentir que no se respeten las normas no negociables, sin que esto tenga consecuencias para tus hijos) …

Ese día verás cómo puedes mantener el tipo a pesar de sentir dolor e incomodidad, porque yo voy a estar a tu lado, voy a estar al otro lado, vas a poder contactar conmigo vía Whatsapp, empezarás a disfrutar el proceso de cambio al darte cuenta de lo absurdo que era seguir haciendo lo mismo, si sabías que lo que querías era obtener resultados diferentes.

Para la consecución de este tipo de logros se necesita un tiempo y como te decía no es suficiente con saber la teoría, hay que ponerse manos a la obra. Podré explicarte todo esto en profundidad en el momento que empecemos a caminar juntas.

Porque ahora te voy a decir algo que es duro pero real:

El amor que buscas de tu hijo no llega porque seas una madre entregada y abnegada o porque estés todo el día preocupada por él, la relación que anhelas con tu hijo mejora cuando tú empiezas a darte valor y a HACERTE CARGO de tu vida.

Hacerte cargo sobre todo de lo que sientes.

Y ya sé, hasta ahora tu cabeza te ha dicho que lo que tú sientes, lo bueno, y mucho más lo malo… es porque el otro tiene capacidad de hacértelo sentir y esto no es verdad. Esta es la causa primera de todos tus males.

advertencia

Es muy probable que gracias a este programa te descubras a ti misma a través de tu papel como madre y eso es maravilloso, pero te advierto que nunca volverás a ser la misma.

Serás mejor

Para afrontar este proceso se requiere de mucha valentía y compromiso porque quizás descubrirás cosas que había dentro de ti, como heridas muy profundas sin sanar (olvidadas) que te van a remover. Toca reinterpretar tu historia.

Pero una vez que des espacio, atiendas y entiendas lo que estaba pendiente de ser visto y revisado en ti, la relación contigo misma, con tus hijos y con con los demás, irá cambiando de forma al ir experimentando los beneficios de dicho cambio.

Es en el proceso de las doce semanas donde sentirás claridad en la decisión de no volver atrás.

El pasado acomodado dentro de nosotras impregnado de dolor (experiencias de vida), no es pasado, es presente, el único momento donde tienes la oportunidad de reinterpretarlo para poder evolucionar.

Por eso, para poder acceder al programa de Maternidad Anticulpa, primero hay que pasar por una sesión de valoración previa, para comprobar que puedo ser yo la profesional idónea para ayudarte a transitar lo que estás viviendo y para qué veamos juntas si es tu momento vital para hacer este proceso. Y para que tú también puedas sentir si mi programa y yo somos lo que estás buscando en este momento.

En definitiva, gracias a Maternidad Anticulpa:

En resumidas cuentas, los cambios que vas a experimentar con el Programa Maternidad Anticulpa, repercutirán en todas las áreas de tu vida, casi sin darte cuenta.

De forma natural y progresiva sentirás la energía suficiente para empezar a revisar aspectos en lo laboral, relacional, financiero, familiar… de tu vida, con posibles iniciativas para tomar decisiones que llevas tiempo postergando por miedo y por haber sufrido bloqueos emocionales.

Recuerda, el mayor regalo que le puedes hacer a tus hijos, es ser tú feliz primero.

Preguntas frecuentes

Y al terminar las 12 semanas, ¿hay posibilidad de seguir trabajando juntas?

Sí, por supuesto. Te contaré en el transcurso del programa la importancia, sobre todo, del mantenimiento que requiere un proceso de este tipo y la existencia dentro de mis servicios de otros programas en línea.

¿Por qué las sesiones tienen que ser semanales?

Es imprescindible que los encuentros sean semanales en el transcurso de este programa de tres meses para que en la práctica haya una supervisión directa en los cambios de hábitos, para deshacer viejos patrones de comportamiento que ofrecerán mayor resistencia, si hay demasiado tiempo entre sesión y sesión.

Nuestro ego prefiere malo conocido que bueno por conocer, por lo tanto, suelen aparecer comportamientos mentales que se oponen al cambio, hay una parte del cerebro que odia salir de la zona de confort porque está más a gusto en terreno conocido, por lo tanto empezará a bombardearte con pensamientos que te podrían llevar a tirar la toalla.

¿Por qué hay que hacer este trabajo con este número de sesiones y no otro?

Porque es la decisión que he tomado después de la experiencia vivida al haber llevado a cabo el acompañamiento de procesos y procesos de desarrollo personal, haciendo pruebas donde pude concluir y verificar que más tiempo con sesiones semanales (encuentros presenciales u online conmigo) es innecesario y menos tiempo es arriesgado por lo mencionado anteriormente (efecto memoria de patrones mentales antiguos).

Lo aprendido requiere un tiempo de práctica con supervisión, con la intención de integrarlo y para que sea recordado con la intensidad necesaria para ser grabados los nuevos hábitos de comportamiento.

¿Cuánto tiempo me va a requerir seguir el programa en mi día a día?

Tendrás que llevar a cabo algún que otro ejercicio que requerirá por tu parte la voluntad de buscar un lugar y cortos espacios de tiempo para la consecución de los mismos. Y la hora y media que necesitamos semanalmente para nuestra sesión, cita que será acordada y agendada con antelación.

El resto te será muy llevadero, ya que comprenderás que los beneficios del cambio que necesitas y que irás consiguiendo, tienen que poder ser extrapolables, utilizables y experimentables a diario, practicando, a medida que se logre aumentar la inteligencia emocional, en tus relaciones en general y con tus hijos en particular.

¿Por qué Maternidad Anticulpa es distinto de otros programas terapéuticos?

Porque no está hecho para todo el mundo.

Este Programa está creado específicamente y muy particularmente para una mujer como yo que haya generado el hartazgo suficiente para estar dispuesta a cambiar algo en ella, para lograr los cambios suficientes y no “volver a ser la que era” o “tener la vida de antes”, sino que para conseguir tener una mejor vida y sentirse mejor que nunca habiendo aprendido de lo vivido.

¿Por qué tengo que confiar en que Maternidad Anticulpa es para mí?

Pues porque ha llegado el momento de dejar atrás ciertas conductas que ponían el foco y la atención en los demás, sobre todo en tus hijos, y ahora te toca a ti cuestionar viejas creencias que te han acompañado hasta el día de hoy y que han provocado en ti un tipo de pensamientos que te han llevado a tener ciertos estados anímicos de los que has querido deshacerte sin éxito hasta ahora.

Mi objetivo con este programa es que dejes atrás la queja, la culpa, el llanto y la postura de víctima, y que empieces a analizar, cuestionar, decidir y buscar espacios de aprendizaje para ti, respetando siempre el cómo te sientes ahora como punto de partida.

¿Cuál es la inversión para acceder al programa?

Esto te lo diré en la sesión gratuita de valoración previa, donde también te explicaré todo lo que te llevas por acceder a él de manera inmediata. Me guardo algunas sorpresas para contártelas a ti en persona.

¿Qué tipo de terapia haces?

Mi trabajo terapéutico se fundamenta en el Coaching Ontológico y la Espiritualidad como motor del cambio y del desarrollo personal. Como Coach Holística mi intención primera es ayudarte a conectar con tu esencia y tu yo interno.

Te brindo un espacio seguro y de apoyo para que antes de la consecución de logros en tu vida, explores tus creencias, valores y emociones más profundas, sobre todo aquellas que no te dejan avanzar.

Llevo años haciendo terapia y nunca he sentido mejoras, ¿cómo sé que tú me puedes ayudar?

Sé qué igual por tu cabeza pasan algunos de estos pensamientos ahora mismo:

  • Va a ser difícil que yo cambie.
  • Me da miedo el cambio.
  • ¿Qué pasará con las relaciones que tengo ahora mismo si yo cambio?
  • Por momentos creo que prefiero lo malo conocido, que lo bueno por conocer.
  • Si cambio y dejo de hacer lo que hice hasta ahora, me convertiré en una mala madre.
  • Este cambio, ¿me va a suponer dedicarme a esto demasiado tiempo que no tengo?
  • No creo que deba gastar dinero en esto, con todos los gastos que tengo ahora mismo.
  • Me da vergüenza que en mi entorno se enteren de que me estoy tratando.

Si te puedo ayudar o no, voy a saberlo, pero siempre después de contactar contigo en ese primer encuentro, en esa primera llamada en la sesión de valoración gratuita. Mi experiencia me ha demostrado que tengo despierta la intuición suficiente para saber a quién puedo ayudar y a quién no, y hasta ahora, he acertado. Pero si en algún proceso siento que me he equivocado y la conexión no funciona estoy dispuesta a devolverte el dinero correspondiente.

No cabe duda de que cada proceso es un mundo, pero sé lo que tengo que preguntar y lo que tengo que sentir, para adentrarme a un espacio tan delicado y respetable como es tu propio proceso de desarrollo personal, a través de mi Programa.

He dicho en más de una ocasión que no y estoy muy orgullosa por esto. Me apasiona el mundo emocional del ser humano y me formé como coach para hacer procesos de acompañamiento a mujeres. Desde hace un tiempo he decidido vivir de ello y asumo la brutal responsabilidad que esto conlleva.

Scroll al inicio